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Prisciliano y los inicios del cristianismo en Galicia

Prisciliano y los inicios del cristianismo en Galicia

El Cristianismo, religión oficial del Imperio Romano

A finales del siglo III d.C. se inicia un período de crisis en el Imperio Romano ante la amenaza de los pueblos germánicos. En la provincia de Gallaecia se construyen murallas defensivas en urbes como Lugo, Astorga, León y Braga. Fuera de las ciudades se expanden las denominadas villae, lujosas propiedades agrícolas en manos de las élites galaico-romanas y también vuelven a ser ocupados algunos castros que habían quedado despoblados.

Es en esta época, considerada el primer despertar cultural de Gallaecia y destacando Braga como principal centro de este esplendor intelectual, cuando empieza a extenderse el cristianismo en el noroeste de Hispania, especialmente en los núcleos urbanos, que poco a poco se convirtieron en sedes episcopales a lo largo del siglo IV d.C.

Tras la promulgación del Edicto de Milán por el emperador Constantino en el año 313 -que permitía a los cristianos profesar su propia religión con libertad y sin ser perseguidos ni sancionados-, será el emperador Teodosio el Grande quien instaure el cristianismo como religión oficial del Imperio romano mediante el Edicto de Tesalónica en el año 380.

 

Principales ciudades romanas de la provincia de Gallaecia unidas por la vía XIX.

 

 

El priscilianismo

El priscilianismo es un movimiento religioso, considerado herejía por la iglesia oficial, que estuvo muy presente en el noroeste de la Península Ibérica hasta la reforma del arzobispo Martín de Braga en el siglo VI d.C.

Prisciliano promulgaba la pobreza ascética como forma de vida del clero, el retiro a lugares apartados, el celibato, la eliminación de la esclavitud, la libre lectura de los textos religiosos y la igualdad entre hombres y mujeres.

El arraigo del priscilianismo parece haber sido más fuerte en el entorno rural, vinculado a las tradiciones religiosas autóctonas y menos romanizado que las ciudades.

 

Prisciliano

Origen y conversión al cristianismo

Procedente de una familia rica y acomodada, desconocemos el lugar exacto de nacimiento de Prisciliano, la figura clave en la expansión de esta nueva corriente religiosa cristiana. Muchos historiadores lo sitúan en la provincia de Gallaecia, donde llegó a ser obispo de Ávila, mientras que otras investigaciones apuntan a que nació en Lusitania.

Era habitual que los hijos de familias acomodadas realizasen viajes a otras regiones del imperio para completar su formación en otras ciudades y se cree que Prisciliano podría haberse formado en retórica y textos clásicos en Aquitania, en la ciudad de Burdeos.

Aunque ignoramos el proceso que le llevó a convertirse al cristianismo, sabemos por su propia obra escrita que recibió el bautismo. Gracias a sus dotes para la oratoria y su carisma personal enseguida se hizo conocido participando en reuniones religiosas en las villae galaicas, que al estar fuera del control episcopal, pronto comenzaron a incomodar a los obispos hispanos.

Su fama se extendió por todas las provincias de Hispania e incluso llegó a Aquitania, en la Galia. Su influencia fue especialmente fuerte en zonas rurales poco romanizadas y donde pervivían ritos paganos, hasta llegar a oídos de los obispos Higinio de Córdoba e Hidacio de Mérida, iniciando este último una fuerte represión contra Prisciliano y sus seguidores ante el miedo a que se acrecentase aún más su influencia. Itacio, obispo de Ossonoba, en la provincia de Lusitania, se convirtió en su mayor detractor.

Fue acusado de hereje, gnóstico y maniqueísta, de celebrar ritos de carácter mágico, hacer interpretaciones no oficiales de los dogmas cristianos y organizar oraciones nocturnas sin vestimenta en compañía de mujeres. Muchos nobles y también muchas mujeres se convirtieron en seguidoras suyas, por lo que despertó aún más críticas al participar mujeres en el culto.

 

Acusaciones de herejía

La fuerte persecución contra los priscilianistas condujo a un mayor apoyo de sus seguidores y al nombramiento de Prisciliano como obispo de Ávila, en la región más meridional de la provincia de Gallaecia, dotándolo así de mayor autoridad frente a sus opositores.

Las dificultades tras la decisión del emperador Graciano de despojar a los priscilianistas de sus sedes episcopales y exiliarlos, hicieron que Prisciliano y algunos de sus seguidores viajaran a Roma en el año 382, después de haber solicitado audiencia al Papa Dámaso I para exponer su situación y defenderse de las acusaciones contra ellos. Sin embargo, no fueron recibidos por el Papa. Tampoco obtuvieron apoyo del obispo Ambrosio en Milán, a quien también acudieron, por lo que finalmente contactaron con un representante del emperador para recuperar sus iglesias a través de la administración civil y no religiosa.

 

Papa Dámaso I, nacido en Hispania, probablemente en la provincia de Gallaecia. 

 

Obispo San Ambrosio de Milán, uno de los cuatro Padres de la Iglesia y también Doctor de la Iglesia. 

 

 

Mártir en Gallaecia

A su regreso a Hispania la confrontación continuó y fue señalado de nuevo por el obispo lusitano Itacio, por lo que será acusado en el Concilio de Burdeos y, sabedor de la oposición de los obispos asistentes, decidió apelar al emperador. Así es como se trasladó a Tréveris (Trier, Alemania) en el año 385 y allí fue juzgado por el emperador Magno Máximo, que lo condenará a la pena capital, convirtiéndose Prisciliano en el primer cristiano condenado a muerte por sus creencias religiosas tras el edicto de tolerancia de Constantino. Prisciliano fue juzgado, torturado y decapitado y a partir de ese momento sus seguidores lo consideraron mártir.

Según las crónicas de la época, su cuerpo fue trasladado y enterrado por sus seguidores en Gallaecia, donde se peregrinaba hasta su tumba al ser considerado mártir. Existe la hipótesis de que el sepulcro de la Catedral de Santiago de Compostela corresponde en realidad a Prisciliano y no al Apóstol Santiago.

 

Catedral de Santiago de Compostela, posible lugar de enterramiento de Prisciliano.

 

Son varios los lugares que podrían haber albergado la tumba de Prisciliano. Las diferentes hipótesis ubican su lugar de enterramiento en Astorga (León), Valga (Pontevedra) y Santa Eulalia de Bóveda (Lugo), además de la mencionada Catedral de Santiago.

 

Santa Eulalia de Bóveda, templo paleocristiano o tardoromano del siglo IV en Lugo.

 

 

Capilla de Os Martores en Valga (Pontevedra), construida entre los siglos IV y V d.C. y modificada posteriormente en estilo románico. Fotografía de Concello de Valga.

 

 

El Crismón de Quiroga

El Crismón de Quiroga es uno de los símbolos más antiguos del cristianismo en Galicia. Fue localizado en la parroquia de Santa María de A Ermida, en Quiroga (O Courel, Lugo). Se trata de una pieza de mármol de O Incio del siglo IV d.C. en la que aparece representado el monograma de Cristo -las letras griegas X y P- junto a las letras alfa y omega, símbolo de principio y fin.

El contorno de la piedra contiene la siguiente inscripción en latín: “Aurum vile tibi est, argenti pondera cedant. Plus est quod propria felicitate nites.”

El texto podría ser traducido como sigue: “El oro es vil para ti, también lo es la plata. Vale más lo que brillas por tu riqueza interior.”

Se cree que esta importante pieza de los inicios del cristianismo en Galicia podría estar relacionada con la corriente priscilianista.

 

Crismón de Quiroga en el Museo Diocesano y Catedralicio de Lugo, Catedral de Santa María, Lugo.

 

 

¿Conocías la historia de Prisciliano? Cuéntamelo en los comentarios y recuerda que puedes compartir este post en tus redes sociales. Sin duda la romanización del noroeste peninsular ha marcado la historia de Galicia. Sigue descubriendo el legado romano en monumentos tan destacados como la Torre de Hércules en A Coruña y la muralla de Lugo, ambos Patrimonio de la Humanidad.

 

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Lidia de la Fuente

Licenciada en Humanidades y Guía Oficial de Galicia en alemán e inglés.

 

 

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